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miércoles, 13 de febrero de 2013

La lasaña que no conocía Italia

Escucho en la radio que han aparecido en Inglaterra unas lasañas precocinadas hechas con carne de caballo en lugar de ternera como anunciaba la etiqueta. Las lasañas eran de una marca sueca, Findus (de Nestlé), pero estaban fabricadas en Francia, aunque la carne procedía de Rumanía, distribuida por una compañía chipriota y otra holandesa. Finalmente remataban el producto en Luxemburgo. Total que las lasañas tenían mucho mundo. O al menos, mucha Europa.

El tema es que con tanto ajetreo, y tanto intermediario, al final nadie se hace responsable de que la carne no sea la que se dice. Y no es que a priori sea peor la carne de caballo, el problema lo planteaba el locutor: si ni siquiera podemos saber de que bicho proviene la carne ¿cómo podremos saber en qué condiciones estaba esa carne? Nos dieron gato por liebre ¿al menos estaba sano el gato?

Dicen los responsables de sanidad europeos que el problema es el etiquetado, que se van a poner al día con las normativas para los productos precocinados. Pienso yo que ya que es tan difícil (y a veces tan caro) encontrar comida decente, que alimente, que sepa a lo que tiene que saber, que sea sana, que no enriquezca a empresarios que no han pisado una huerta o una ganadería en su vida, etc., etc., ya que es tan difícil todo esto, al menos, sería un detalle, que las etiquetas de la "comida" de supermercado informasen del contenido con veracidad. Para que sepa una la mierda que come, vaya. Yo por si acaso me aplico el consejo que una vez le escuché a Rosario Hernandez Catalán en una charla: "no compres nada en el súper que si lo viese tu bisabuela dijese: ¡ay fía! ¿esto qué ye?"

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